lunes, 30 de marzo de 2020

Reflexión

En los tiempos que corren, mucha gente se ha estado replanteando constantemente cuál es el auténtico sentido de vivir, el por qué levantarse cada mañana o simplemente por qué no pueden dormir por las noches. Ya no hablo sólo de la situación con el tema del coronavirus, que nos tiene a todos locos de la cabeza. No. Yo me refiero a algo más profundo y filosófico. Porque yo mismo me he estado haciendo esas mismas preguntas durante mucho tiempo, y estas han desencadenado otra serie de interrogantes que de momento no tienen respuesta, y que no veo que la vayan a tener en un largo periodo de tiempo. Hay muchos enfoques posibles para muchas de las dudas que, en mi caso, me he planteado, pero siempre trato de preguntarlas de forma generalizada, sin un enfoque específico, ya que siendo ese el punto, tendrían un sin fin de respuestas.Una de estas dudas me vino a la cabeza tras oír a varias personas preguntar por redes sociales o en una conversación, la siguiente cuestión: ¿A quién abrazarías tras terminar la cuarentena? Una pregunta que muchos de ustedes responderán sin vacilar pero, realmente habría que plantear la pregunta de otra forma, tal cuál me la hago yo: ¿Seré el motivo de abrazo de alguien tras terminar la cuarentena? Dicho de otro modo: ¿Habrá alguien que quiera abrazarme? Otra que también sería valida para este apartado sería "¿A quién te gustaría besar cuando todo esto acabe?" O si seremos el motivo de beso de alguien... Y no estoy hablando de familiares, porque eso al fin y al cabo viene intrínseco. Hablo de cualquier otra persona, de tener a alguien o de ser alguien especial a quien quieran dar un abrazo especial cuando todo esto termine. Vivimos en una sociedad en la que está bien visto darlo todo por alguien que nos importe o a quien queremos muchísimo, de forma desinteresada o con algún trasfondo importante pero... ¿Tenemos a alguien para el cuál eso es recíproco? Pero de verdad, alguien que esté dispuesto o con ganas de vernos y darnos ese abrazo, que no sea sólo para la foto. Esa pregunta me ha traído bastantes quebraderos de cabeza porque, en mi caso, creo que no hay nadie especial que tenga ganas de brindarme ese abrazo de "fin de cuarentena". Copas pendientes, bailes preparados, quedadas con amigos... Miles. Pero ¿y que hay de esos "te echo de menos" o "quiero volver a verte"? Yo no sé si soy esa persona especial para alguien, pero tampoco es algo que haya llegado a la conclusión de que sea importante, después de tanto tiempo ya es que me preocupe más bien poco. Si es así, pues me llevaré una grata sorpresa, pero si no, al menos no me habré ilusionado. Si quieren, déjenme algún comentario al final del post diciéndome a quién quieren abrazar desesperadamente o a quién tienen ganas de volver a ver. Otra de las cuestiones es si, en el caso de contagio y de quedarse en el camino, hemos hecho todo lo que queríamos en la vida, o si hemos llegado a cumplir alguno de nuestros sueños. En mi caso particular, he cumplido uno y, aunque no lo pueda revelar por aquí y sea algo muy personal, tengo que decir que me siento orgulloso y feliz de haberlo podido llevar a cabo, aunque no durase mucho. Disfruté todo lo que pude y le estoy agradecido a la vida por ello. Aún me faltan muchas cosas por hacer, y tengo cierto temor de no poder hacerlas ya que soy de ese factor de la sociedad que tiene un alto índice de contagio y, si se diese el caso, de poder fallecer (por problemas en las defensas, básicamente). No he podido cumplir muchas de las metas que me he impuesto, pero bueno. En cuanto salgamos de esta, trataré de cumplir la mayor cantidad posible. Soy un lobo que no se rinde ante nada, y seguiré luchando por lo que creo que vale la pena. ¿Más preguntas? Interrogantes hay miles, pero este post se alargaría demasiado. De momento les dejo esas dos para que reflexionen y me comenten cuales son sus respuestas.

En otro orden de cosas, voy a hablar de el mundo de los sueños y el subconsciente. Y es que desde hace unos días, tengo ciertos sueños que se repiten, que salen X personas y que hacemos ciertas cosas que, tiempo atrás, habíamos hecho. El problema no es revivir esos momentos, porque al fin y al cabo fueron maravillosos y experiencias vividas que guardo como un tesoro. El problema es despertar y ver la cruda realidad, ver y saber que esas experiencias y vivencias no volverán a suceder en la vida. Esa sensación de frustración que siente uno al despertar cada mañana después de haber soñado esas cosas, es de lo que más me está jodiendo esta cuarentena. Por suerte consigo distraer la mente en el trascurso del día con otras actividades, pero al caer la noche siento miedo de lo que pueda crearme el subconsciente al dormir. Porque el problema que tengo con mis sueños, es que tampoco son cortos. Se pueden montar auténticas súper producciones dignas de Hollywood, pero claro, muchas de esas películas me producen nostalgia, angustia o incluso dolor, aunque en medio de culebrón y culebrón, también hay algunos sueños que desearía que no acabasen nunca. Y no hablo sólo de esos típicos sueños sexuales que solemos tener todos con la persona que deseamos, sino de sueños en los que un simple paseo o un simple abrazo, hacen del momento algo inolvidable y que marca nuestro corazón. Bueno, mí corazón. No tienen por qué ser con una persona, pueden ser con un lugar, con cumplir alguna de esas metas mencionadas anteriormente o, simplemente, el disfrutar de una tranquilidad y paz mental que en la vida real no conseguimos tener de ninguna de las maneras. Aquella persona que una vez dijo eso de "los sueños, si los persigues y deseas con fuerza, terminan por cumplirse", espero que no se equivoque. Que si realmente deseo que se cumpla alguno y busco que se realicen, lo llegue a conseguir, que se llegue a cumplir. Puta mierda de utópica realidad que creo en mi mente despierta. Si tan sólo pudiese saborear y disfrutar de ella un instante, sería el hombre más feliz del mundo. Pero bueno, eso sólo el tiempo lo podrá decidir.

De resto, poco más queda que decir. Estoy como todos, ansioso por salir de nuevo a la vida cotidiana. Volver al gym, volver a ir de bares, ver a amistades, dar abrazos y algún beso prohibido/robado. Todos queremos lo mismo, así que tenemos que aguantar el tipo y seguir luchando por evitar el contagio dentro de toda posibilidad.



"Él la miraba como nadie lo había hecho nunca. Como la obra de arte que era, viendo reflejada en ella la personificación de la perfección, como una gran mujer y una bella persona. Él mataba por ella y... Ella le mató"

-Éxort, the Old Black Wolf

viernes, 6 de marzo de 2020

Novedades

Han pasado tres meses desde la última publicación, y esto ha sido a raíz de un pensamiento que tuve a finales de año en el cuál quería comparar, pasado un tiempo, mi estado psicológico. Han pasado algunas cosas desde entonces, pero no son todas tal y como yo quería. Pero bueno, aquí vamos con el palique.

Anímicamente estoy un poco más estable. Después de una serie de sucesos y de una larga temporada de reflexiones profundas conmigo mismo, he llegado a la conclusión de que nada es para siempre. Me explico. De hace un tiempo, tenía sentimientos para con ciertas cosas y personas, pero ha sido la vida la que me ha enseñado a que dichos sentimientos no eran sanos para mí. Estoy en un punto en el que siento que nada bueno va a pasar si sigo buscándolo, así que prefiero dejarlo todo pasar antes que seguir creyendo que tengo algún ápice de esperanza con alguna de las cosas que tiempo atrás deseaba que pasasen. Es cierto que aún me queda tiempo, aún me queda vida, pero hay ciertas cosas que ya no quiero. Aunque no es que no las quiera, sino que ya no las pienso ir buscando. Está claro que aún sigo en una jodida mala racha de la que sé que tardaré mucho en salir, pero me mantengo positivo y optimista al respecto. Muchos me dicen que después de tanto dolor, después de tanto sufrimiento, al final el universo me lo devolverá de forma positiva y buena. Así que, sin esperarlo mucho, deseo que llegue esa recompensa. También me he dado cuenta de muchas cosas de ciertas personas, de sus actitudes y de su manera de ser conmigo y con los que me rodean. La hipocresía impera sobre todas las cosas, y eso por desgracia es el pan de cada día. A mí ya me importa una mierda los demás en ese sentido, está claro que hay gente con la que puedo contar, pero al final la única persona que luchará por mí soy yo. Y esto es para todo. Pero no lo veo tampoco como algo negativo, sino como algo muy positivo. ¿Por qué? Fácil. Esto hará que forje mi carácter y mi auténtico yo. Después de esta lucha intensa en solitario veré los frutos de todo mi esfuerzo y sufrimiento. No quiero dar pena, ni parecer que quiero llamar la atención de nadie ni mucho menos. Lo que sí que espero es que la vida me aclare de una buena vez por todas la siguiente duda: ¿Era el momento o no lo era? ¿Algún día se disipará esa bruma de duda y todo se encausará? ¿Al final, cuando deje de lado todo lo que buscaba, me vendrá sin pedirlo? Un significado ambiguo, pero profundo. No me estoy refiriendo a un aspecto de la vida, sino a cualquiera de ellos. Dinero, estudios, trabajo, salud e incluso amor. Al final lo que tengo claro es que de todas las experiencias vividas, de las cagadas monumentales y de las violentas situaciones vividas, algo se aprende. Y en mi caso, soy una de esas personas que no cometen dos veces el mismo error, aunque muchos no sepan reconocerlo. El pasado está ahí sólo para aprender a no volver a recaer en lo mismo, sino de saber cómo cambiar el rumbo y de cómo afrontar de nuevo los problemas que se nos plantean. La vida son dos días, y prefiero vivirla, tratar disfrutarla al máximo. Los recuerdos que tengo de todos estos meses quedarán guardados bajo llave en mi mente y en mi corazón, aunque sean dulces y amargos. He vivido muchas cosas verdaderamente preciosas y que nunca pensé que podría volver a vivirlas. Y le estaré eternamente agradecido a esa/s personas todo lo que hicieron por mí y todo lo que me hicieron vivir, porque son recuerdos que, repito, atesoraré en mi alma por siempre. Muchas de esas cosas me gustaría volver a sentirlas, pero de momento se ve que no es mi turno. Y si resulta que tengo que pasar el resto de mis días tal cual estoy ahora, pues que así sea. Pero seguiré dando gracias por aquellos bellos recuerdos. Y eso es otra cosa que he aprendido. A no darlo todo desde el principio por nadie sin esperar nada a cambio. Me he llevado muchas decepciones de mucha gente, y así me quedé. Pero bueno, no le guardo rencor a ninguna de ellas. Yo seguiré siendo como soy aunque menos involucrado. Salvo que vea que por la otra parte haya cierto interés o ganas. Sea amistad, sean negocios, sean rollos o una relación. Da igual, nunca daré todo de mí a la primera hasta que la gente me demuestre lo que debe demostrar por voluntad propia, y no porque se lo pida. En fin, que me repito más que el ajo. La vida la voy a vivir a mi manera, y si alguien quiere cogerme de la mano y seguir a mi lado en este angosto camino, bienvenido será. El camino siempre se hace más ameno cuando vas acompañado.

En otro orden de cosas, de salud por suerte voy mejorando poco a poco. Ya he reducido la medicación que tenía que tomarme para controlar el Behcet que contraje el año pasado. Por suerte ha sido una evolución positiva, tanto a nivel de salud como psicológico. Después de varias visitas a los médicos, me han conseguido quitar un gran peso de encima y quien sabe si dentro de poco podre quitarme toda la medicación. Sueño con ello todos los días, incluso en mis más tenebrosas pesadillas. La ansiedad ya no me mata por las noches ni me quita el sueño. De hecho, he vuelto a soñar cosas agradables. También cosas muy raras, pero sobretodo he vuelto a tener aquellos sueños de los que desearía que la mitad se hiciesen realidad. Soñar con lugares, con momentos y con personas que me gustaría que se cumpliesen. Pero bueno, el primer paso está, que es soñar con ello. Ya el resto se verá. Y con todo esto, me propuse un reto. Un desafío para subirme yo sólo la autoestima. Muchos me dirán "¿pero qué dices, gilipollas?". A lo que yo les respondo con toda la sinceridad del mundo: ya que nadie me quiere, ni me busca, ni me halaga, ni nada... Pues lo hago yo mismo. Me he estado sacando una serie de fotos justo antes de irme a dormir y subiéndolas a mis redes sociales. Muchos me han dicho también eso de: "si yo fuese fulanita, me sentiría atraída" o un "eso lo subes por esta persona, a mí no me engañas". La gente es gilipollas. Ya estoy en un punto de mi vida en el que no busco impresionar a nadie, no quiero llamar la atención de nadie ni mucho menos lucirme para seducir a nadie. Si me saco esas fotos, son para mí. Para decirme que todo algún día estará bien, que todo evoluciona, que mi yo de ayer no es igual al de hoy ni al de mañana. Son unas fotos que muestran mis diferentes cambios de ánimo, de vestimenta y de psique. Podría dedicárselas a alguien, pero dudo mucho que las quiera nadie. Esas fotos estarán ahí para recordarme que los lobos son animales solitarios y que son los únicos que no actúan en circos, indomables y fieros. Y si algún día alguna loba o alguna caperucita se fija en mí, que sea por todo lo que soy. Un  libro abierto, alguien que no se oculta ante ninguna máscara, que no tiene pudor en decir lo que piensa ni lo que siente aunque no sea del gusto de todos. Subo fotos casi desnudo para que vean que no tengo nada que ocultar, que me muestro tal cual soy, que vean como desnudo mi alma ante el que quiera verla y tratar de entenderla. Sin filtros (salvo el de el efecto de la cámara) ni trucos. Soy lo que soy y esto es lo que hay. Y animo a las personas que me están leyendo a que hagan lo mismo, que se quieran tal cual son y que, si hay algo que no les gusta, que lo cambien pero por ellos mismos y no por impresionar a nadie. Hay que ser egoístas en esta vida y pensar primero que nada en uno mismo. Que hay que luchar también por lo que uno quiere, aunque sea contradictorio a lo que dije antes en cierto modo. Yo seguiré luchando por conseguir ciertas cosas, pero es cierto que no lucharé por nadie más salvo que esa persona me pida ayuda. Yo siempre estaré ahí para aquellas personas que quiero y amo, que son muy pocas. Siempre estaré dispuesto a escuchar, debatir, apoyar, desahogar, llorar y reír con el que me necesite, en los buenos y en los malos momentos, pero de vez en cuando quiero que también tengan esos pequeños gestos por mí, sin pedírselo. Que hace muchísimo tiempo que nadie me da una sorpresa de ese tipo. Una visita inesperada, un abrazo robado, un beso en la frente, una caricia o algún piropo. Algún día sé que alguien me lo dará todo, pero no lo pediré nunca más. Y ya sin más dilación, aquí van las 30 fotos que me he sacado a lo largo de estos tres meses.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


"Recuerda, pequeña, que a pesar de todo lo malo, yo siempre estaré aquí para ti. Pase lo que pase jamás lograrán separarme de ti. Ni el mismísimo tiempo me apartará de tu lado. Nunca volverás a estar sola"

-Éxort, the Old Black Wolf-



PD: creo que haré un blog sólo con las frases que pongo al final de cada entrada. Me gusta como me quedan y lo que expresan. No sé qué les parece la idea.