martes, 19 de noviembre de 2019

Esperanza

Backing track para leer la entrada y sentirla: 


La vida es eso que ves pasar a toda velocidad y que, en un instante, ha dejado una gran cantidad de recuerdos, buenos y malos, que definen quienes somos y a dónde llegaremos. Sin excepción, todos sufrimos esa condición, la de ver como cada día que pasa es una nueva oportunidad de vivir y disfrutar de lo que nos rodea, de crear experiencias y momentos inolvidables, para bien o para mal. Pero a veces, es son nuestros propios miedos los que nos impiden llevar a cabo acciones que deseamos, liberar pensamientos que guardamos en nuestro interior. Es por eso que mucha gente muere anímicamente cada día, poco a poco, dejando que su luz interior se ahogue en un mar de oscuridad. Cada día que pasa es una oda a la vida, y es algo que debemos entender y tratar de aprovechar. Es un llamamiento a poder dejar nuestro granito de arena en este mundo, ya que sólo disponemos de una oportunidad. Hay que tener un pensamiento más optimista, más abierto y aceptar las adversidades que nos pone la vida, tratando de superarlas todas poco a poco, con o sin ayuda. Eso es algo que también debemos aceptar y asumir. No habrá nada ni nadie que luche por nosotros, no hay que esperar nada de nadie, y mucho menos dejar nuestra vida pasar por tratar de darle todo una persona. En esta vida hay que ser egoísta y velar por uno mismo ante todo, y ya después ver si queremos repartir las fuerzas que nos quedan entre nuestros seres más queridos. Con esto no quiero decir que no debamos compartir la carga de alguien, que no debamos ayudar al prójimo o a la persona que amamos. Pero sí que es cierto que no podemos dejar de pensar primero en nosotros mismos, porque nadie lo hará. La base la tenemos que poner nosotros, las ganas de luchar y de seguir adelante. Que ya la ayuda es probable que venta por el camino, aunque puede que no en el momento en el que realmente la necesitemos. Hay veces que encontramos a una persona, pero no es el momento y viceversa. O incluso hay veces que pensamos que tenemos ambas pero realmente no tenemos nada. Lo que está claro es que no podemos encerrarnos y aferrarnos a algo que no sea tan tangible, tan real como el oxígeno que respiramos. La vida es como un tren, y nuestras decisiones y las personas que conocemos son paradas. Pero con estas últimas, está en su mano el ver si nos detenemos por unos instantes con ellos, paramos para siempre, ver si proseguimos el viaje juntos o si, simplemente, nos dejan marchar. Pero repito, esto se aplica en todos los ámbitos de la vida. Si algo nos sale mal, no debemos ofuscarnos por no conseguir lo que nos proponemos. Tenemos que hallar la forma de abordarlo desde un enfoque distinto. Sólo así podremos avanzar. Teniendo un pensamiento divergente se obtienen más ideas de las que creemos. Pero ante todo, en primera instancia, tenemos que estar bien con nosotros mismos para poder seguir. Si no tenemos ese punto, no habrá torreón que levantar para el cielo poder alcanzar. Muchas personas de las que me rodean, están en ese punto. En el que no saben como están ni a dónde quieren llegar, y creen que luchan solos. Y por mucho que uno trate de ayudarles, si no ponen de su parte para dar el primer paso, no habrá forma de sacarles del fango. Hay que demostrarles que no están solos, cierto. Pero tampoco hay que atosigarlos, ya que es algo que probablemente no nos gustaría que nos hiciesen a nosotros, ¿no?. Perdón por divagar, vuelvo a mi punto. 

Ha sido un año muy duro para mí. Si han leído mi blog con anterioridad, sabrán las adversidades que me ha puesto la vida y lo dura que está siendo la lucha interna por sobrevivir de una sola pieza. No es nada fácil afrontar el problema desde dentro. El desgaste psicológico es abrumador y, al mismo tiempo, agotador. Mi alma luchadora aún está en pie, recibiendo los duros golpes que el universo le propina, aguantando como una campeona brava y feroz. Está siendo una etapa muy dura para mí, y sé que esto se va a prolongar por mucho tiempo. Alzo la vista al futuro y me asusta todo lo que está por venir, pero no vacilaré cuando tome decisiones. No me temblará el pulso a la hora de dar un paso al frente y mucho menos retrocederé para echar la vista atrás. Eso sólo lo haré para recordarme a mí mismo lo que me hizo ser tan fuerte, lo que un día me mató lentamente y a lo que le estaré eternamente agradecido. A pesar de que me rodea un aura de muerte, apatía, desgaste, pudor... A pesar de todo ese dolor constante, aún me mantengo en pie. Las heridas aún están abiertas y seguirán sangrando por mucho tiempo, pero eso no me impedirá levantar la vista y alzar el corazón para conseguir la valentía y el coraje necesario para poder seguir luchando. Esté solo o acompañado, eso me da igual a estas alturas de la vida, pienso seguir adelante. Esbozaré mi mejor sonrisa, real y poderosa, para demostrarle al mundo que no le tengo miedo a nada, que puedo con absolutamente todo lo que me echen encima. Que me importa una mierda si todo estalla a mi alrededor en mil pedazos, porque pienso cubrirme con mis negras alas y volver a volar cuando todo el humo se haya disipado, alcanzando de nuevo el sol. Con garras y colmillos le demostraré a la vida que soy un viejo lobo negro luchador, y que no dejaré de intentar vivir al máximo hasta expirar en un último aliento. Por muy dolorido que esté mi cuerpo, por muy destrozada que tenga el alma, seguiré caminando con paso firme y decidido. Aprendiendo del pasado, sin pensar en el futuro y disfrutando del presente seguiré mi camino hasta donde aguante. No busco gloria, no quiero fama (bueno, en su justa medida), no pretendo dejar huella en este mundo. Lo único que quiero es poder vivir cada instante que se me brinda, aprovechar cada oportunidad y disfrutar de los sueños cumplidos. No creo mucho en el destino, no creo que exista un hilo rojo que me conecte con nadie, no creo que haya nacido alguien para estar a mi lado. No creo en absolutamente nada más que en mí mismo. Y si la vida al final decide sorprenderme, al no esperar nada de nadie, será mucho más grata y satisfactoria la alegría venidera. No soy más que un perro viejo, con el pelo tintado con canas de experiencias vividas, dolorosas y algunas muy dulces, pero que todas ellas me han definido, todas han hecho de mí lo que soy. Y le estoy eternamente agradecido a esas personas que han pasado por mi vida, a las que se han quedado y a las que se fueron, por haberme enseñado tantas cosas, por haberme ayudado a aprender bien lo que es la vida. Pero en especial, a esas personas que puedo contar con los dedos de las manos, porque siempre han estado a mi lado, en las buenas y en las malas. A todos ustedes, que saben perfectamente quienes son, mil gracias. Mil gracias por toda la ayuda prestada y por todo el apoyo recibido. Yo también trataré de estar ahí cuando me necesiten, dándolo todo al igual que hicieron ustedes. Que aunque esté muchas veces en las sombras, oculto y sin pronunciarme, saben que pueden contar conmigo para lo que sea. De verdad, sólo espero que este año termine pronto. Que vengan los golpes duros que están por venir cuanto antes, para terminar de sufrir todo de una sola vez. Quiero marcarme nuevas metas para el año que viene, para ese 2020 que está por venir. Hay algunas cosas que sé que son completamente imposibles cumplirlas, pero las intentaré. No diré cuales son, sólo trataré de luchar por conseguirlas. Quiero que mi alma descanse por fin, que tenga una temporada de paz y tranquilidad, que vengan de una buena vez por todas esos estímulos positivos que tanto necesito. Porque sin esos estímulos, me esto agotando a un ritmo acelerado. Sin ese refuerzo positivo, cuesta mucho salir adelante. No tengo nada por ningún lado, estoy estancado en casi todos los ámbitos de la vida. Poco a poco parece que van saliendo cositas por la parte "económica", pero vamos a no lanzar las campanas al vuelo. De resto, está todo destrozado o desmoronándose a pasos agigantados. O simplemente no hay avance ni retroceso. Las cadenas pesan cada vez más y más, y están consiguiendo frenar mis pequeños impulsos. Pero jamás conseguirán apaciguar mi espíritu luchador. Yo seguiré tratando de salir adelante, con lo que pueda y con quien quiera estar a mi lado. No me importa luchar solo, estoy acostumbrado a cargar con todo el peso, pero no permitiré que nadie me frene. Trataré de repartir un poco la carga, pero tampoco dejaré que otros sufran las consecuencias de mi lucha. Soy una persona que, por muy en la mierda que esté, prefiero prestar ayuda a los demás antes que pedirla. Porque sé de buena mano lo que se sufre al no ver más que vacío a tu alrededor cuando estás en busca de un haz de luz. Me gusta ayudar a los demás a que vuelvan a creer en su luz interior, a que ellos brillan por sí solos y que no hay nada que pueda apagarles sin su consentimiento. Así que aquí está mi lucha, aquí os muestro mi desdicha. No es un lamento ni un llanto lo que busco, no quiero dar pena ni mucho menos. Sólo quiero exponerme desnudo, mostrarme tal cual soy y cómo estoy, sin tapujos, sin tabúes, sin miedo al qué pensarán de mí después de todo esto. Quiero demostrar que, por muy perfecto que me crea ser, al final de todo soy más humano que ninguno. A pesar de llevar un lobo por espíritu, soy un simple mortal que lucha por salir adelante, con todas mis imperfecciones y debilidades, pero sin miedo a darlo todo por conseguir lo que quiero. Heme aquí, real y transparente. 



"No me busque en un futuro incierto mientras vive un presente ciego. Piense en el pasado no tan lejano, cuando mi corazón aún la estaba esperando"

-Éxort, the Old Black Wolf-

No hay comentarios:

Publicar un comentario